miércoles, 7 de octubre de 2009

LA HONRA A MARÍA ES LA MAYOR GLORIA DE DIOS
Es necesario que amemos a nuestra Madre santa, pues es ella quien nos presenta al verbo encarnado, a ese Jesús vivo que reina en nuestros corazones. María es una mujer llena de gracias y virtudes que, de una forma u otra, estamos llamados a imitar, pues es en la búsqueda de la perfección cristiana donde podemos llegar a establecer una íntima unión con el Padre, por el Hijo en el Espíritu Santo a través de la poderosa intercesión de nuestra Madre. No sé, pero si no te suena la idea de aprovechar su intercesión... tú te lo pierdes, pues estas cosas se conservan para quienes las entienden.
Dios mismo nos revela en María la grandeza que es tener una Madre; él mismo la eligió, la predestinó para manifestar su rostro en Jesucristo, su Hijo amado.
Que riqueza es sentirse amado con el amor de una mamá que con su dulzura maternal, nos conduce a caminos de paz. Es hermoso saber que no estamos abandonados, que contamos con una Madre bella que constantemente busca nuestro bien en Jesucristo, en su Hijo.
Es una falacia decir que si honramos a María nos estamos desviando de la gloria que debemos darle a Dios, pues es en ella como aprendemos a ser humildes de corazón para que, muriendo a nosotros mismo, podamos llegar a estar en un encuentro íntimo con el Padre "cara a cara"; un encuentro del cual obtenemos como fruto "su inmenso amor".

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